David Segarra

La hamada es un entorno extremo con temperaturas de hasta cincuenta grados en verano y escasas lluvias en otoño. Foto: David Segarra.

Mantener un huerto productivo y ecológico en un desierto puede parecer una quimera. Pero las mujeres saharauis luchan para adaptarse a un terreno pedregoso y salino, al viento huracanado, a las inundaciones y a las tormentas de arena. Porque producir tus propios alimentos es en sí una declaración de independencia.

Sembrando en el desierto: no es fácil ser campesina en el desierto

Los campamentos saharauis están viviendo una revolución cultural con la expansión de los huertos agroecológicos. Foto: David Segarra.

Hace medio siglo se produjo la expulsión de la población saharaui de sus tierras junto al océano Atlántico. De ser gentes libres y nómadas, se vieron forzadas a vivir como refugiadas en el exilio. Hoy, las mujeres saharauis hacen posible lo impensable: reverdecer el desierto con huertos.

Sembrando en el desierto: una pequeña revolución verde en el Sáhara